Los implantes dentales cortos, aunque históricamente se han asociado a un mal pronóstico en las rehabilitaciones orales implantosoportadas, con el paso de los años y los avances en implantología, se han convertido en un tratamiento habitual en la práctica diaria de muchos clínicos, obteniendo tasas de éxito que se han incrementado recientemente hasta prácticamente igualarse a los implantes convencionales para muchos autores. La necesidad de reducir tiempos de trabajo, costes económicos y morbilidad intraoperatoria unida a la creciente demanda de rehabilitaciones implanto soportadas en pacientes de un rango de edad cada vez mayor hace necesario añadirlos entre nuestras opciones rehabilitadoras implantológicas. Para ello es necesario conocer sus pros y contras y establecer unos protocolos quirúrgicos y de selección del paciente receptor.
Implantes dentales cortos: La mejor solución cuando hay poco hueso
Los implantes han evolucionado a lo largo de la historia para conseguir adaptarse a los requerimientos funcionales de cada situación.
Pasamos de los implantes roscados a los autoroscantes y por varias modificaciones en la forma del cuerpo, ápice y espiras, buscamos en todo momento mejorar la osteointegración y la transmisión de cargas a través de ellos al hueso sobre el que se asientan.
Características de los implantes cortos
Los diámetros de los implantes han sido modificados ampliamente también, consiguiéndose implantes muy estrechos para adecuarse a zonas donde el espacio es reducido e implantes anchos para zonas donde se requiere una mayor exigencia biomecánica. Estos distintos diámetros se acompañan de plataformas de distintos diámetros que podemos dividir en tres tipos: estrecha, estándar y ancha.
Las conexiones entre implantes y elementos protésicos también han experimentado una evolución semejante, pasando desde el hexágono externo definido en la era Bränemark hasta morfologías variadas y conexiones llevadas al interior del cuerpo del implante en lugar del exterior, generándose de este modo la “conexión interna” y la conexión externa”. En los nuevos diseños de interna, la altura del tornillo de la prótesis está 1,1mm aproximadamente por debajo si lo comparamos con un implante de externa lo que permite solventar muchos problemas de angulación de los componentes prostodónticos y tener más espesor de titanio en el poste haciendo más robusto y minimizando las fracturas de la porcelana que lo recubre.
En cuanto a la longitud del implante, podemos distinguir entre implantes cortos y largos.
A diferencia de un implante osteointegrado convencional en la arcada superior, que se coloca sobre el maxilar, los implantes cigomáticos se fijan en diagonal en el hueso cigomático, el “arco” óseo de las mejillas. Por este motivo, los implantes zigomáticos miden de 35 a 55 mm; mucho más largos que los implantes dentales corrientes, de unos 18 mm como máximo.
No existe un consenso en cuanto a la definición de implante corto: dependiendo del autor puede referirse a implantes iguales o menores a 7mm, 8mm o 10mm de longitud. Nosotros, consideraremos implantes cortos a aquellos cuya longitud es menor a 10mm y convencionales a los de longitud mayor o igual a 10mm. En una carga inmediata nunca utilizaremos implantes más cortos de 10mm.
La mala calidad del hueso, reabsorciones extremas y la presencia de la cavidad del seno maxilar constituían obstáculos insalvables para la rehabilitación implanto-soportada en el sector posterior del maxilar atrófico. La elevación de seno es probablemente la primera opción de tratamiento en el paciente tributario de rehabilitación con implantes en ese sector. El uso de implantes cortos (menos de 10 mm) se ha asociado tradicionalmente con unas tasas de supervivencia menores que la de los implantes largos. No obstante la aparición de nuevas superficies y diseños indican que este tipo de implantes puede soportar de forma fiable restauraciones dentales.
La elevación de seno maxilar ha demostrado ser una técnica fiable en el manejo de estos pacientes. Desgraciadamente esta técnica puede acompañarse de costes económicos superiores, mayor morbilidad y riesgo de sinusitis. Además, pueden concurrir determinadas circunstancias en el paciente o en el cirujano que desaconsejen la práctica del procedimiento.
En general, para obtener una retención primaria fiable se recomienda emplear implantes dentales de al menos 10 mm de longitud. Cuando se utilizan implantes de menor diámetro se habla de implantes cortos. Aunque se ha utilizado implantes roscados cortos con resultados aceptables, la introducción de los implantes sinterizados supuso una mejora considerable en los ratios de osteointegracíón. Este tipo de implantes, de forma cónica y que se instalan con una técnica de impactación, pueden ser utilizados en zonas de dimensiones óseas limitadas debido al establecimiento de una interfase con el hueso circundante que permite el anclaje mecánico por crecimiento del hueso dentro de la superficie porosa sinterizada. Estas características hacen que incluso los implantes más cortos obtengan tasas de supervivencia elevadas.
Diversos ensayos clínicos demuestran que la predictibilidad de los implantes cortos es comparable a la de los implantes convencionales, es decir, de longitud normal. Afirman que el máximo estrés óseo es prácticamente independiente de la longitud del implante. Es más importante el diámetro del implante que la longitud del mismo. A nivel biomecánico reducir al máximo las fuerzas oclusales laterales en las prótesis implantosoportadas, así como distribuir uniformemente estas fuerzas mediante el uso de implantes ferulizados juega un papel significativo en la disminución del estrés sobre los implantes cortos
Los implantes impactados de superficie rugosa sinterizada aportan versatilidad a la implantología dental. El empleo rutinario de implantes cortos (5 ó 7 mm) en un hueso trabecular de baja densidad como el de la tuberosidad maxilar, ofrece unos resultados comparables a los implantes cilíndricos roscados.
Ventajas de los implantes cortos
Sus ventajas incluyen una técnica quirúrgica de baja morbilidad, una rápida cicatrización ósea, la no necesidad de ferulización de las unidades protésicas, se pueden utilizar en situaciones con relación corona-raiz desfavorables, y la pérdida ósea crestal durante la función es insignificante.
El fracaso de un implante dental ha sido asociado a diversos factores como: pobre calidad ósea, longitud corta, diámetro estrecho, sexo, infecciones, área de implantación y hábitos parafuncionales. Algunos de estos factores pueden ser más importantes que otros, pero la mayor complicación reside en la asociación de dos o más factores.
Los estudios recientes muestran que los implantes cortos pueden ser predecibles y que tienen tasas de éxito similares a las de los implantes convencionales, siempre que sean utilizados bajo una cuidadosa planificación de tratamiento.